Pobres Criaturas

Al salir del cine después de ver Pobres Criaturas (2023), la conversación cinéfaga se hace absolutamente necesaria.

No hay lugar para la indiferencia, esta peli no lo permite y en nuestros debates nos dividimos entre la gran decepción y la catalogación de obra maestra.

La realidad es que hemos visto una gran película con (en mi opinión) algunos grandes defectos, pero es una película que hay que ver, aunque sólo sea por esos benditos momentos que vivimos a la puerta del cine y la vuelta a casa hablando, criticando, riendo y recordando los muchas escenas dignas de comentario.

Partiendo de la base de que estamos ante una de las grandes obras del año, vamos a empezar con nuestro mediocre análisis:

1.- La primera sensación, en eso estamos casi todos de acuerdo, es que es muy larga. Son 2 horas y 40 minutos, además se extiende en el tiempo por reiterativa, por que repite escenas y situaciones que quedan claras y no es necesario volver a ellas. Pongamos por ejemplo las escenas de burdel, sobran "polvos", ya sabemos que la variedad de clientes puede dar lugar a relaciones horribles, agradables e incluso divertidas, pero no hace falta que nos las muestres todas. Algunos llegan incluso a pensar que todo el segmento final del marido/general sobra (yo me incluyo) porque rompe un final agradable para mostrar algo que ya estaba implícito.

2.- ¿Hay pretenciosidad? Por supuesto que si. La utilización de planos filmados con ojo de pez, escenas en blanco y negro, color, colores hipersaturados, lentes deformantes… nos llevan a pensar en un director que nos está gritando: Ehhhh! Soy Yorgos Lanthimos, aquí estoy, filmo maravillosamente.

La verdad es que este es su estilo, ya lo utilizó hasta la saturación en La Favorita (2018) y en otras obras anteriores.

Lanthimos no es Hitchcock (para quien la cámara nunca debía ser notada). Bien, es cuestión de estilos y este es el suyo.

3.- El mundo visual y diseño de escenarios es maravilloso, esos animales mutantes, Lisboa y París, la escalera de Alexandría, el crucero… un mundo de fantasía que se merece mil premios aunque sólo sea por haberse atrevido a crearlo y por convencer a quién lo ha tenido que pagar de que era necesario.

4.- Las actuaciones son sobresalientes. ¿Son buenos actores o están bien dirigidos? Las dos cosas. Emma Stone en esa evolución de niña a mujer en lo físico y lo mental, Mark Ruffalo como el supermacho destruído nunca estuvo más gracioso, Willem Dafoe es el perfecto Dr. Frankestein, Ramy Youssef la bondad personificada. Los premios van cayendo y son bien merecidos.

 

5.- Y el mensaje. Aquí es dónde tenemos la mayor controversia. El empoderamiento femenino, la evolución de una mujer sin ataduras, libre para ser y llegar a ser lo que ella desee. La libertad sexual de la mujer, su derecho a no pertenecer a nadie y hacer con su cuerpo lo que desee.

Todo correcto, pero excesivamente reiterativo. Bela (Emma Stone) crece, se desarrolla a todos los niveles en cada segmento de la película y el mensaje de su liberación como mujer está una y otra vez sobre la mesa.

De acuerdo en que algunas películas tienen un objetivo, deben mostrar una evolución en los comportamientos de la sociedad… pensemos sin ir más lejos en Philadelphia (1993) y la concienciación del SIDA o Brokeback Mountain (2005) y la visibilidad de la homosexualidad. Aquí el mensaje es el poder de la mujer para ser quien quiera ser, pero nos satura, y lo que es peor, huye de la realidad y me remito a cosas tan simples como su salida del burdel o los amigos que va conociendo en el camino ¡Ojalá fuese tan fácil en la vida real!

SPOILER SOBRE EL FINAL

 

Ese final con ella triunfadora y culta, leyendo, con su amiga y amante (de color) admirándola, con sirvientas que la entretienen y dos tipos de hombres. A un lado el macho animalizado, ridiculizado y vencido, al otro el hombre bondadoso, amigo, plegado en cierto modo a lo que ella desee… Supongo que es el final perfecto feminista, aunque no me parece el mejor final.

Pero, ¿qué sabré yo?